La promesa
María Fernanda Espinosa Villanueva
La silueta de tu cuerpo,
el viento afrutado que atraviesa mis dedos,
un campo ameno,
que considera la vida y la existencia,
de cada partícula que nos hace ser
atrevidos,
tu mirada refleja mis metas,
sintiéndome en la montaña,
veo el valle agradecido tocado por el sol y
el placer de la bendición
porque el amor no se juzga,
porque el amor no se piensa,
porque el amor se siente
porque el amor, es solo amor.
Ese aire huele a ti,
a ricos frutos silvestres
como la misma naturaleza y
colores que tiñen las nubes y las aves
en un vuelo, los reflejos del sol y el diluvio,
millones de montañas frías,
se arrodillan ante tu cálida belleza,
al igual que mirar tus ojos
y ahogarme en el mar de la tristeza,
sabes que no estás sola,
porque te seguiré…
como una perdurable promesa.