Autora: Fátima Rubio Nuñez

Desde que soy pequeña me llama la atención dibujar, tomaba colores, crayones, plumones y dejaba volar miimaginación un poco. Al inicio dibujaba árboles, por
alguna razón me gustaban.

Conforme fui creciendo, mi mamá empezó a notar ese interés junto con otros, hablando de lo artístico claro. Fue recolectando materiales y herramientas para que pudiera conocer un poco más acerca del dibujo. Me gustaba mucho dibujar animales también, ahora los encuentro más complicados, igual no es que cuando tuviera 5 años pusiera mucha atención en los detalles o la anatomía ¡E incluso en las proporciones!, solo dibujaba porque me gustaba y me hacía feliz, no quiero decir que ahora no, solo pienso que trato de hacerlo más subjetivo hacia mis sentimientos.

Me recostaba sobre el piso, rodeada de crayones y entrehojas blancas de papel, sacaba mis “obras maestras” les decía yo. Mi madre constantemente me metía un buen regaño, ya que ni actualmente le gusta que pinte en mi cuarto, le tiene pavor a las manchas, o eso creo yo, así que ocupaba la mesa como mi espacio de trabajo.

Cuando cumplí 12 años, mi hermana Fernanda me regaló su restirador, lo cual para mí fue un gran avance, me sentía toda una profesional. A mi hermana le gusta dibujar, al igual que a mi papá, mi familia dice que heredé ese gusto por ellos, y en verdad ellos fueron los que me ayudaron a encaminarme hacia esa disciplina.

Dibujar puede ser un arma de doble filo, si te gusta todo bien, pero cuando tienes que hacer algo por obligación y restricciones creativas es cuando para mí llega el problema, mi propósito desde hace un buen tiempo es transmitir algo en lo que trazo, pinto o dibujo.

Odio hacer cosas sin un real sentimiento, para esto yo busco encontrar nuevos estilos en mi manera de dibujar, creo que esa es mi felicidad al hacerlo, un lenguaje universal donde todos puedan darse el lujo de colocar un mensaje propio o pensamiento con diferentes emociones.

El dibujo es mi manera de representar las cosas, a veces me gusta jugar con texturas, matices, tonos, etc. Lo veo como una manera de poder percibir el mundo diferente, por ejemplo, más colorido y, hasta un punto un poco incierto y misterioso. No todo arte debe tener una representación alegre o llena de vida, yo solo estoy contando mis gustos y experiencias con base en la manera como quiero ver las cosas. A veces, hay cosas tan raras en el dibujo que ni yo me explico el porqué de ellas.

Para dibujar no necesito saber, solo sentir, como ya dije, llevar ese lenguaje universal sirve para poder expresarnos, lo hago por gusto, sin embargo, tengo mis días buenos y mis días malos, cuando surgen los bloqueos me frustro, pero eso no quiere decir que no me guste.

En sí, el dibujo lo tomo como un tranquilizante, son mis calmantes diría yo, la manera en la que me hace sentir cuando hago o veo algunas piezas que me transmiten cosas… simplemente son emociones nuevas que me costaron descubrir, y poco a poco ir viendo nuevas maneras de poder conocer medios de distracción, artistas especialmente o simplemente personas con los mismos intereses que yo.

Dibujar es mi lugar feliz.

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