Una muerte segura
Emily Galindo Hernández

 

Los vientos apenas han comenzado y mi frágil cuerpo comienza a resentirlo, cada día que pasa pierdo un poco más de vitalidad, dentro de un par de semanas seré tan débil que el sol probablemente me atravesara sin problemas. He perdido mi color lo que antes fue vibrante ahora ha perdido todo su entusiasmo, al aparecer la palidez y lo moldeable de mi cuerpo demuestra que estoy lista para caer y con un solo suspiro mi propósito se acaba la caída es larga hasta el suelo, miro a mi alrededor y veo que no soy la única cayendo, eso en lugar de provocarme deleite me produce un pesar intenso he irracional, después de todo porque tenemos que caer , es acaso un castigo divino una decisión sagrada o nuevamente una advertencia de eso que se le conoce como gravedad , no lo sé pero ahora mi recorrido a terminado, puedo sentir el frío e inflexible suelo debajo de mí , cada minuto que pasa puedo sentir como mi ser  desprende por cada poro nula casi inexistente vivacidad que aun mantengo, poco a poco mi cuerpo se calienta con los débiles rayos de sol y mi ser se encoge para protegerse de la incómoda luminiscencia que vuelve mi pálido color en un tono más crujiente, puedo escuchar la sonata de la muerte, ella está cerca puedo verla viene con un vestido verde, un par de largas coletas negras y un par de botas amarillas que danzan sobre mis hermanas caídas , al parecer disfrutando de la serenata que producen los cuerpos destazados de mis hermanas caídas, pronto descubriré  si hay vida después de los brotes pero mientras eso pero observare por última vez el tronco del arco que me vio nacer y aquel que me vera morir como a todas las demás hojas durante el otoño.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Abrir chat
1
Escanea el código
Hola 👋
¿En qué podemos ayudarte?