Todo cambia

Daniela Puebla Vázquez

 

Es bien conocido que todo cambia, pero también hay cosas que nunca lo hacen, nada es lo mismo que ayer. El mundo no deja de orbitar y el sol no deja de salir y aun así nuestro cuerpo está en constante evolución. De acuerdo con los científicos nuestras células realizan una transformación en conjunto cada siete o diez años, es decir nunca eres el mismo de hace unas horas o años; pero si alguien me hubiera contado mi vida y las decisiones que tomé y el rumbo que ahora llevo, lo tiraría de loco. Nunca en mis pocos años de vida pensé en algo que llegaría a cambiar toda mi manera de vivir, pensar o actuar.

En octubre del año pasado yo seguía en secundaria, iba por mi ultimo año escolar y las expectativas de este estaban en las nubes ya que tenía un muy buen grupo con amigos, salíamos juntos, nos divertíamos y teníamos tantos planes. Hasta esas fechas yo tenía una pela constante con mis padres sobre en qué preparatoria continuaría mis estudios, yo quería entrar al CEDART que es la educación artística media superior o hacer mi COMIPEMS para un CCH. Mis padres por otro lado tenían una idea muy diferente, querían que yo continuara en Vizcaínas y más adelante tomar un convenio de beca a las universidades que ofrecen.

Se podría decir que logramos un acuerdo a medias, entraría a un curso para la preparación del examen en la segunda semana de octubre y seguiría conservando mi beca para en caso de quedarme asegurar un lugar en Vizcaínas. Y aquí entra la primera sorpresa, el primer cambio que me hizo dudar de todo, ya en curso platicando con profesores y compañeros la mayoría de ellos buscaban entrar a una Vocacional; nadie compartió mi idea de estudiar artes, me criticaron y hasta cierto punto sentí un desprecio, nadie consideraba que era un buen futuro y me apartaron. Nunca debí dejar que me afectara tanto, pero lo hizo y ahí decidí que la preparatoria oficial no era para mí, tal vez más adelante lo sea. Tomé la opción de mis padres y acepté, porque siempre he tenido una muy buena imagen de Vizcaínas, es mi formación educativa, personal y social desde pequeña, disfruto muchas cosas de esta, se volvió una segunda familia y sé que no me daría la espalda cuando más lo necesitaba.

Ya muy segura de mi opción me enfocaba en aprender lo que me fue posible en el curso y aplicarlo en clases para seguir con un buen promedio, hasta que ocurrió el segundo cambio, el que enserio haría que nada fuera igual.

En enero se decía mucho de una nueva enfermedad, algo que apareció de la noche a la mañana, nada grave, sería efímero, algo que nunca llegaría a México ya que sucedió en China, Wuhan.

El brote del coronavirus, es una emergencia grave en China, sin embargo, no en el mundo aseguraron los expertos del Comité de Emergencias de la Organización Mundial de la Salud.

 Y les creímos, no teníamos ninguna preocupación, pero poco a poco nos aislamos, cubrimos nuestros rostros, nos alejamos uno de otro, dejamos de compartir con nuestros seres queridos. Y el mundo entero se detuvo, nadie dejaba su hogar, la gente moría en todos lados y de pasar a ser nada se convierto en el ojo del huracán.

Durante los primeros tres meses del año se dieron a conocer también cifras alarmantes de violencia de género, las cuales alcanzaron un nuevo límite durante la cuarentena. En siguientes meses comenzaron los despidos masivos, seguidos por saqueos y compras de pánico, con este nuevo ambiente de inseguridad y violencia, creció el temor al covid-19 y el personal de salud comenzó a ser agredido en las calles. A doctoras y enfermeras se les negó la entrada a negocios, servicios de transporte público o la entrada a sus propios hogares.

Económica y socialmente México fue de los países que no pudo evitar que la gente saliera y detuviera sus actividades económicas ya que un porcentaje alto de su población vive en pobreza y la cultura higiénica no era la mejor, nunca existió una cuarentena obligatoria y el uso de cubrebocas era opcional al igual que el gel.

Dejé de asistir a la escuela y de pasar a ser un mes se convirtió en ocho, en ese tiempo comenzó una nueva etapa, el cubrebocas ya debe de ser parte esencial de tu vestido, menores de edad y gente mayor no puede salir ni entrar a lugares concurridos empezamos la escuela por línea y el aprende en casa I.

De esa manera terminé la secundaria, era caótico, estar tanto tiempo frente a un monitor, el tener que usar tantas herramientas para hacer todo y más desesperante para la gente que no tenía acceso a una computadora, televisión internet o luz. Tristemente durante estos meses perdí contacto con muchos amigos, cada uno vio por sí mismo y lo que necesitaban.

Personalmente no creo que he sobrellevado de manera sana el encierro, en el inicio descansé, convivía más con mi familia y me enfocaba en mis estudios, pero al terminar la escuela y entrar en una rutina nada sana me sentía triste, desmotivada y desesperada.

Anhelaba que todo terminara; lo único que me daba esperanza era el volver a platicar con alguien, salir a la calle, ver a las personas, tener contacto con otro humano y demasiado tarde me di que nunca valoré el poder tomarle de la mano a alguien. Y me pregunto ahora qué sigue, ¿ya todo dejó de cambiar?, ¿esto terminará?, ¿cómo aprendemos a vivir en tiempos de covid-19? Contestaré con un mediocre no lo sé, nadie en mis quince años me había preparado para cambios de esta magnitud, lo que sí sé es que si los doctores todos los días están luchando para combatirlo y a pesar de las adversidades no sé rinden yo tampoco lo haré. Surgen esperanzas de una vacuna, personalmente no me dejo llevar mucho por eso, sé que toman tiempo, y prefiero cuidarme y esperar lo mejor.

Volví a clases en agosto, formo parte de la comunidad preparatoriana de Vizcaínas, empiezo mi formación hacia una vida laboral, de aquí en adelante dudar ya no es opción y me asusta tanto el equivocarme, tenía una visión tan diferente de lo que estaría haciendo y solo debes en cuando me permito el soñar en cómo hubiera sido todo si nada hubiera sucedido. No lo mal interpreten, verdad estoy feliz hasta donde he llegado a pesar de las circunstancias, pero no sé si fue lo correcto.

Y aquí presento la última y tercera cosa que hizo un cambio muy personal en mí. El primero de septiembre, le diagnosticaron covid-19 a mi padre, nunca he tenido una buena relación con él, pero cuando me lo dijo sólo pensé en el peor desenlace, la gente se muere por esto y nunca fui tan consiente hasta ese día, fueron días de incertidumbre, pero resultó ser de los casos asintomáticos; yo, por otra parte, me sentía mal, tuve gripa, vértigo, dolores de cabeza, etc. Me hicieron la prueba el 7 de septiembre, da tanto miedo ir y ver a tanta gente vestida como con trajes espaciales que evitan tocarte y te tratan como paciente cero y más miedo el que meten un palito hasta lo profundo de tus fosas nasales y garganta. Mi examen fue negativo a coronavirus y positivo a influenza, sufro de asma y alergias por lo que tuve que llevar tratamiento, pero nunca estuve tan feliz de tener influenza.

Con todo este contexto me gustaría compartir todo lo que he aprendido hasta el día de hoy sábado 03 de octubre del 2020 a las 11:20 pm. El cuerpo humano está en constante cambio, ya sea bilógico, físico, psicológico, social, etc. Hay cosas que no lo hacen y el buscar por qué sólo te dará migraña. El tiempo nunca se detiene de hecho te dará toda una vida de ventaja porque la muerte siempre ganará y se irá tan rápido que cuando lo valores será demasiado tarde.

Sobre valoramos el contacto humano, da un abrazo, tómale la mano a esa persona, dale un beso, haz más promesas de meñique, pero deja de pensar que será eterno.

No te atormentes por cosas que no han pasado, disfruta más el momento.

Lávate las manos y usa cubrebocas, como sociedad hay que poner de nuestra parte, será la única manera de evitar contagios.

El cambio es necesario, todo pasa por algo y si somos lo suficiente inteligentes lo aprovecharemos de una manera benéfica. Nada es lo mismo que ayer, no soy la misma de hace siete años o la de hace ocho meses o esa niña que quería estudiar arte y lloraba porque nadie creía en ella, he crecido personalmente y a pesar de eso lo único que sé es que todo, absolutamente todo cambia.

 

 

 

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