La presión de la sociedad sobre las personas

David Pitol Arana    

 

Esta es una historia de “amor” que tiene que ver con las opiniones de la sociedad.

 

Todo comenzó cuando un chico muy normal entró a la preparatoria en un colegio muy grande y antiguo. Ahí se reencontró con sus viejos amigos de la primaria y parte de la secundaria. A él no le interesaba nada más que sus amigos y los videojuegos porque pensaba que no necesitaría nada más, pero eso cambiaría con el paso del tiempo.

 

Él siempre pasaba por la cafetería de la escuela sin prestar atención a lo que sucedía a su alrededor. Pero un se dio cuenta de que había una chica que lo veía, ese simple acto fue suficiente para que el chico se interesara en ella y no pudiera dejar de darle vueltas al tema.

 

Pasaron más de dos meses durante los cuales ninguno tomó la iniciativa de hablarle al otro hasta que un día el chico muy decidido caminó a su salón y le dijo mirándola a los ojos:

 

-Hola (sonriendo un poco) me llamó… 

-Hola, yo me llamo… -respondió ella.

 

Esa fue la primera vez que escuchaba su voz y sabía su nombre, el chico al principio quedó en shock, seguido se puso nervioso, pero sabía que no podía terminar la conversación ahí y le preguntó si quería caminar y hablar con él a lo que ella asintió con la cabeza y le dijo que sí. Ese día, él se enteró de más cosas sobre esa chica, y cuando llegó a su casa muy emocionado a contarle lo sucedido a sus amigos mientras cada uno jugaba desde sus casas.

 

El chico pasaba todos los días por el salón de la chica y la saludaba, también caminaba con ella en los recreos y en la salida, después de un mes él lo decidió y le dijo a la chica que ella era quien le gustaba, pero lo que ella le respondió verdaderamente le sorprendió y es que a chica le dijo que ella también le gustaba a el chico, después de ese día todo cambio.

 

El chico pasaba en la salida y en los recreos por ella todos los días, un día en la salida él se despidió de beso de ella y llegó muy emocionado por eso mismo a su casa, como siempre sus amigos más cercanos lo escuchaban y apoyaban, pero no todas las personas son así.

 

Había un grupo de personas que siempre le decía a este chico:

-Ella es dos años menor que tú, no puedes andar con alguien así-

El chico lo pensaba y decía en su cabeza:

-Ellos tienen razón, ¿qué estoy haciendo?, tal vez debería dejar de hablarle.

Pero cuando él regresaba a la escuela y la veía se le olvidaba todo y recordaba que ella le gusta y no la dejaría, pero sucedió algo que no pudo controlar.

 

A finales de marzo de ese mismo año inició una pandemia y no se podía hacer nada para evitarla, lo que debías hacer era permanecer en tu casa por un tiempo indefinido hasta que la situación de la pandemia mejorara. Todo esto significaba no ver a la chica que tanto le gustaba y esto lo puso triste, sin embargo, el chico y la chica siguieron hablándose todos los días vía mensaje de texto.

 

El grupo de personas que siempre le recordaba que no debía de estar con la chica que le gustaba volvió a hablarle a el chico y le volvieron a decir lo mismo, y como ahora no podía verla a diario en la escuela y hablar con ella esta vez se puso a pensar de nuevo en el tema y decidió que tal vez lo mejor sería dejar de hablarle y así lo hizo, pero de la peor manera ya que simplemente le dejó de enviar mensajes sin ninguna explicación e ignoró sus mensajes. La chica empezó a preguntar si todo estaba bien y porqué dejaron de hablar, pero él no volvió a responder hasta que llegó un momento en el que ella le dijo:

 

– Hace mucho que no nos vemos y estoy empezando a olvidar tu cara, por favor dime qué pasa.

 

El chico simplemente dijo que no podía seguir hablándole. Aunque en el fondo sabía que él la seguía queriendo. La chica dejó de insistir y ya no volvió a enviar mensajes. Él no pensaba mucho en el asunto, pero pasado el tiempo concretamente siete meses él empezó a dar vueltas a el tema y preguntarse por qué lo hizo: “¿Por qué lo hice?, no debí dejar de hablarle”.

 

Pero obviamente ya todo estaba hecho y no podía regresar en el tiempo para enmendar sus errores. Ese mismo día decidió mandarle un mensaje a la chica que tanto le gustaba, pero ella no respondió. Así pasaron los días hasta hoy. El chico sigue preguntándose si debería deshacerse de esos sentimientos o intentarlo de nuevo, aunque sus amigos le dicen que debería de olvidarla él no sabe qué hacer y solamente le da vueltas a el tema.

 

El chico ahora sabe que no debe dejarse llevar por la opinión de la sociedad y debería de luchar por quien quiere, tampoco dejará de pensar en esa chica por un buen tiempo porque después de haberlo arruinado todo de esa manera no será posible eliminar esos sentimientos que lo atormentan.

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