La noche del Resplandor

de Ayme Otavalo Quilumbaqui

En la provincia de Imbabura, se encuentra la laguna de Cuicocha, una caldera volcánica al pie del volcán de Cotacachi, en el centro de esta se puede observar cómo los gases son expedidos por el exterior, célebre de los cultos religiosos de sus habitantes. Alrededor de la laguna hay un bosque enriquecido con una extensa reserva ecológica, cuenta con un sendero en los que se pueden percibir fácilmente muchas especies de aquel lugar.

Había escuchado muchas leyendas acerca de la hermosa laguna de Cuicocha, estancado de la curiosidad me embarqué en un paseo turístico a la laguna, antes de subirme al bote me percaté de unos murales que estaban exhibidos, el autor de los murales se apellidaba Cachiguango, después ya casi por llegar al bote vi que había puestos de artesanías del Ecuador, una gran variedad de accesorios, prendas de vestir, atrapasueños, aunque solo me llamó la atención un pincel un tanto peculiar, antiguo y con detalles que lo diferenciaban de los otros, con un grabado del apellido de la familia Cachiguango me pareció interesante pues ya había visto ese nombre, aunque había otros en donde tú podrías grabar tu nombre o apellido, pero me llamó la atención ese en especial. Abrí conversación con un comerciante que trabajaba en ese lugar, no hablamos mucho la verdad fui directo al punto, le pregunté del origen del pincel, me dijo que provenía de la leyenda de la laguna maldita, a pesar de estar muy ansioso por escuchar la leyenda, antes le pregunté.

– ¿Por qué en algunos pinceles está grabado el apellido y en otros no?
– Es porque si en tu pincel grabas tu apellido evitarás que la maldición caiga sobre ti.
¿Qué maldición? – le pregunté.
– Todas las noches en tus sueños se aparecerá un monstruo marino que no te dejará tener una velada tranquila.
– ¿Y si lo compras con el apellido Cachiguango? -le pregunté.
– El monstruo marino que habita en la laguna no se aparecerá todas las noches
– ¿Todas las noches? -sorprendido exclamé.
– Sí, a causa de que la pintura fue hecha en luna llena, y el verdadero pincel que está en alguna parte de Cotacachi, el monstruo marino sólo se aparece en la luna llena, cuando la luna se alinea con el volcán.

Con esa pequeña introducción que me dio acerca de la leyenda necesitaba saciar esta curiosidad. Así que le imploré que me narrara la leyenda, que se las voy a referir en términos que el comerciante usó al narrarla.

Entre los tantos habitantes de la provincia de Cotacachi se encontraba un hombre que venía de una familia de artistas. Él era muy reconocido por sus pinturas, no sólo porque tenía el talento de pintar sino porque en cada una de estas transmitía un sentimiento y capturaba momentos de paisajes hermosos. Todo lo que sabía era gracias a sus padres. Un día el padre enfermo, no antes de dejarle el pincel que ha estado por muchas generaciones en la familia Cachiguango, en cuanto lo vio recordó que cuando era pequeño sus padres nunca le permitían acercarse al pincel. Le decían que era valioso. Su padre antes de morir le dijo que usara sabiamente el pincel, que no lo usara con emociones negativas, por tanta tristeza que sentía en ese momento solo decía que sí al escuchar a su padre. Finalmente, el padre murió. El hombre destrozado por su pérdida decidió irse a acostar, ya eran muchas emociones en un día. Llegada la madrugada despertó angustiado y con temor a causa de una pesadilla. Lo único que pensó fue que al día siguiente él iría hacia la laguna de Cuicocha para desembarcar en el sendero más cercano, despejar su mente y llenarse de inspiración. Amaneció, tomó su caballete, sus materiales de arte, y lo más importante el pincel que le había obsequiado su padre. En todo el recorrido por la laguna no dejaba de pensar en la pesadilla que tuvo la noche anterior, solo quería desestresarse pintando. Llegó al bosque, respiró profundo, observó cada detalle los árboles, la marea del lago, escuchó el canto de las aves, todo iba muy bien, pero sus sentimientos de tristeza, furia, conmoción, negación, ansiedad, culpa, soledad y depresión no desaparecían. Prosiguió a acomodar su caballete y el pincel de su padre. Empezó a recordar su sueño, ese sueño que le transmitió temor y angustia, poco a poco le fue dando forma a un monstruo marino, en ese momento no recordó que su padre le dijo que no pintara a través de sentimientos negativos. Sus pinturas eran muy llamativas, de colores brillantes. Sin percatarse que se haría realidad lo que pintara, le dio cuerpo de lagarto, con aletas, un cuello largo como el de una serpiente, su parte inferior de su labio se abría en dos. De todos los sentimientos que el joven tenía, al monstruo marino se le transmitió la furia con una gran intensidad, curiosamente el artista lo pintó debajo de la laguna eso provocó que el monstruo no podría salir, toda la piel era de colores llamativos por lo que el agua de la laguna resplandecía en la presencia del monstruo, y por último las víctimas al verlo sentirían angustia y temor, pues esos son los sentimientos que el joven sintió al verlo en su sueño. El tiempo se le fue volando pues el sol ya estaba por irse, terminó su pintura, tomó todas sus pertenencias y embarcó hacia su hogar. El camino estaba oscuro, pero él ya conocía como llegar, lo único que tenía para alumbrarse era una lámpara de queroseno, se percató que era noche de luna llena, vio como la laguna se volvió cristalina, y un enorme resplandor causado por colores llamativos y brillantes estaban en lo profundo de la laguna. No le pasó por la mente la bestia que había pintado; solo estaba maravillado, ese suceso que él pensó era provocado por la naturaleza.

Algo comenzaba a golpear su bote por debajo, en ese momento volvió a sentir la misma angustia y temor que su pesadilla le había provocado, desesperado remó lo más rápido que pudo, con lo alterado que estaba no supo orientarse y cayó, nunca más se le volvió a ver. Los habitantes del pueblo dicen que han viajado al sendero y a lo lejos se alcanza a notar el resplandor que el monstruo marino causa, también han visto un bote abandonado, sin nadie que lo navegue y en su interior un caballete solitario. Pocas personas se han atrevido a navegar por la laguna en luna llena pero nunca se les ha vuelto a ver, también dicen que al bajar al sendero se encuentran el dibujo de la bestia que pintó en distintos puntos del sendero.

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