El amor de tu vida

Por Brenda Atziry Zaragoza Andrade

 

Cierto día, Ángela le preguntó a su madre:

Ella, aunque asustada pues su hija sólo tenía 15 años, decidió contestarle:

A ella le sorprendió la manera en que su mamá reaccionaba a esto. Pues siempre le había demostrado ser alguien diferente y con una mente más abierta. Pensó que era algo exclusivo de su mamá y que sólo la pregunta “le agarró en curva”.

Tenía muchas dudas, ¿es de verdad hasta dentro de 10 años que conocerá el amor? ¿La gente se casa porque cree que es el amor de su vida o sólo por costumbre?

Decidió comenzar a preguntar a los demás adultos que la rodeaban, “¿para ti qué es al amor de tu vida?”

Después de escuchar la opinión de otros adultos, opiniones de personas de distintos círculos sociales, culturales y económicos, le surgieron más dudas. La tía que nunca se casó le contestó que ella no tenía tiempo para esas cosas, que su carrera era más importante; su abuela le dijo que era la persona a la que tenía que entregarse en cuerpo y alma, dedicarle toda su vida y tiempo; un profesor de filosofía le contestó que no era más que una forma banal de llamarle a quien según tú estará contigo siempre, era obvia su manera de pensar pues es divorciado; mientras que el de química le dijo que el amor no existía, sólo eran reacciones que tu cuerpo hace al sentirse identificado con alguien.

Ella concluyó que los adultos estaban tan acostumbrados a la rutina que dejaban de valorar los pequeños detalles de la vida. Ya era tan normal un beso y un abrazo que no era valorado.

Decepcionada de todo esto, Ángela fue a caminar a un parque. En ese momento vio a una pareja homosexual besándose. La reacción de la gente era tan variada; a unos no les importaba demostrar el asco que les producía; otros daban una sonrisa llena de hipocresía, pues mientras sonreían volteaban a sus hijos para que no los vieran; otras personas transmitían la felicidad que les daba verlos demostrar su amor.

Ángela decidió acercarse a esta pareja y directamente preguntó a uno de estos chicos “¿es él, el amor de tu vida?” Él un tanto confundido por su pregunta, pero seguro de la respuesta, contestó: “Sí, él es el amor de mi vida, y no porque llevemos años de conocernos o de ser pareja. No porque planeé casarme y formar una familia con él. Sólo por la sencilla razón que en este momento es la persona que le da sentido a mi vida. Sentido, alegría, esperanza, entusiasmo y apoyo incondicional y eso es lo que quiero en este momento, lo quiero a él. Por esta sencilla razón es él el amor de mi vida.”

 

 

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