Bitácora del Barco Ponce de León

Carolina Contreras Suárez  

Día 37, 1764

Después de la tormenta, el barco colapsó junto con el Capitán llevándolos al fondo del océano. Todos los tripulantes a bordo saltamos hacia el mar, cumpliendo la última orden de nuestro Capitán, la mayoría murió naufragando y los pocos que quedaron murieron de hambre. Mi hermano el mayor y yo apenas pudimos llegar a esta isla, después de naufragar por tres días junto con trozos del barco y municiones de comida, nuestros únicos compañeros de viaje. Sin embargo, llegó un cofre, en él había tinta, papel y la Bitácora del barco. Tras ver la Bitácora decidí escribir en ella por dos razones; una no olvidar lo que sucedió tras el accidente del Ponce de León y de esta manera no desaparezca su esencia y la valentía de su Capitán; la otra razón es para mantenerme cuerdo. 

No sé qué pasará el día en que me quede sin tinta o sin papel para escribir, creo que ese día habré muerto, pero no me importa pues la descendencia de mi familia se mantendrá ya que mi hermano mayor, Israel, el único heredero de la fortuna o infortuna de mis padres, tendrá que sobrevivir a toda costa y estaré dispuesto a dar mi vida por él. Mis lágrimas salieron y me puse a llorar no por la falta de comida sino porque de cierta manera sabía que ninguno de los dos sobreviviría.

Han pasado 13 días desde la muerte de mi hermano, me he quedado sin tinta y con hambre, creo que me iré a dormir pues me siento muy cansado y espero que la persona que encuentre esta Bitácora busque a mi familia y le haga saber que sus hijos descansan en el fondo del mar. 

Aram Phantomhive 

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