A Carolina la conocí en 2021 a través de la pantalla de nuestras computadoras, desde casa cuando el COVID no nos permitía regresar a clases presenciales. En febrero de 2022 logramos volver al Colegio y tras el antifaz del eterno cubrebocas fui reconociendo a cada uno de mis alumnos y especialmente a Carolina. Ella es delgada, morena y con una aguda inteligencia que siempre da la respuesta correcta a las preguntas más escabrosas e inesperadas de la literatura.

Desde lejos, cuando Carolina me ve, corre con sus brazos abiertos para darme los buenos días con un abrazo. Su rostro esboza siempre una sonrisa y sus palabras el juego. Sin embargo, detrás de ellos, sonrisa y alegría, esconde la tristeza que conlleva ser la hermana mayor, de ciertas carencias económicas y de los retos de la vida. Pero, ella tiene un gran motivo para vivir, la música.

Carolina tiene dos hermanas, Carmen y Constanza, sus padres las nombraron así: Carolina, Carmen y Constanza por lo que en el medio artístico las conocen como las tres C. Las tres hermanas formaron parte de la Orquesta Sinfónica Esperanza Azteca Tepito y durante un concierto de Gala en el Auditorio Nacional, el director general del Colegio apenas las escuchó, habló con sus padres para invitarlas a ser parte de Vizcaínas con una beca que les permitiría estudiar secundaria y preparatoria. Desde entonces Carolina, Carmen y Constanza son parte de Vizcaínas.

Hoy Carolina está a unos meses de terminar la preparatoria y gracias a los donativos que Vizcaínas recibe por ser una Institución de Asistencia Privada, ella como sus hermanas y muchos otros jóvenes lograrán su meta de estudio.

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